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La forma circular de la economía

Ante tanta incertidumbre actual  acerca del desempeño de la economía mundial, es lógico ser pesimistas y en muchos casos nos alarmamos porque siempre nos parece que cada crisis que enfrentamos parece peor que la anterior, lo cual puede ser cierto, pero también resulta abrumador el peso de haber atravesado varios periodos de crisis y esto genera una sensación un tanto abrumadora. Que sucedan o no estos periodos de desaceleración y estancamiento se escapa a nuestra voluntad, y aunque  generalmente nos encuentran desprevenidos, sí depende de nosotros como las enfrentamos.

Comprender los ciclos económicos es esencial para aprovechar las fases positivas de estos ciclos y para amortiguar luego el sentido negativo de los mismos.

Los ciclos económicos presentan una serie de fases por las cuales atraviesa la economía y que suceden con cierto orden hasta llegar a la fase final en la que se comienza nuevamente, esto ocurre de manera sucesiva y es vital comprender estos escenarios para poder anticipar en cierta medida los movimientos económicos, a un periodo expansivo siempre le sucede un periodo contractivo.

Fases de los ciclos económicos

·        Recuperación: Fase del ciclo en que la economía está estancada y comienza a dar señales de crecimiento y los efectos positivos empiezan a multiplicarse.

·        Expansión: Fase de mayor crecimiento económico con gran aceleración en los mercados financieros. Asumir posiciones en esta fase puede generar grandes rentabilidades.

·        Auge: Fase en que el crecimiento económico empieza a mostrar señales de agotamiento y es común encontrar valoraciones de activos con máximos históricos producto de la euforia generalizada. La economía suele llegar a un estado de saturación o sobrecalentamiento. Es habitual en esta fase la entrada de muchos inversores movidos por el sesgo de confirmación y el temor de perder una subida que parece no acabar.

·        Recesión: La actividad económica se reduce, comienza una desaceleración, la inflación es uno de los factores más significativos, existe una disminución del consumo, de la inversión y de la producción de bienes y servicios, llevando a una profundización del desempleo. Aunque es un escenario que puede crear pánico, también plantea una gran oportunidad para adquirir activos cuyo precio se encuentre más asequible, esta fase suele poner fin a excesos anteriores para preparar el terreno hacia una futura recuperación.

·        Depresión: Cuando se presencia una fase de recesión que permanece en el tiempo y sin previsión de mejora. Aunque también se puede describir al periodo de tiempo donde se observan mínimos históricos en la cotización de activos. En esta fase se reduce significativamente la demanda de bienes y servicios, por lo que eventualmente los precios disminuirán para dar salida a la producción. A la sensación en los mercados durante esta fase se le conoce como Capitulación, donde no se visualiza una mejora inminente.

La duración de los ciclos económicos es objeto de mucho debate, rara vez han tenido la misma temporalidad a lo largo de la historia. La complejidad de cada realidad económica plantea un conjunto de matices para cada situación, aunque está empíricamente demostrado que la evolución económica sigue este patrón circular. 

Los ciclos económicos son observados y medidos en niveles de actividad económica para un periodo determinado de tiempo. Conocer en qué parte del ciclo estamos no resulta tan complicado como conocer cuándo terminará una fase para dar lugar a otra.

Cuando vemos un máximo histórico en valoraciones de activos, no se puede conocer si esto resulta la antesala de una caída o si continuará ascendiendo para consolidar otro nuevo máximo histórico, lo mismo sucede cuando el mercado se encuentra en una tendencia bajista producto de una desaceleración o recesión.

Debemos buscar señales para, al menos, conocer la fase en la cual nos encontramos. No debemos ignorar la naturaleza cíclica de la economía, en momentos de euforia o depresión suele ser común dejarse llevar por el sentimiento generalizado, las personas suelen pensar que esa fase continuará moviéndose bajo esa tendencia durante un tiempo indefinido. Aunque no sabremos cuando culminará una fase, sí sabemos que la economía no es estática. Adaptarse a cada una de las etapas nos permite reaccionar y aplicar estrategias a la situación real. Paciencia y flexibilidad son palabras de orden.

Desde el lado inversor, conocer la fase y su madurez, es una ventaja a la hora de colocar el capital o retirarlo, siempre con la regla del correcto manejo de riesgo. Una fase de Recuperación o Expansión suele ser un buen momento para invertir en renta variable ya que los precios son todavía razonables y existe un impulso positivo. Al final de la fase de Auge, suele ser conveniente refugiarse en la renta fija, así como en el oro o materias primas.

No todos los sectores reaccionan de igual manera al desarrollo cíclico de la economía. Existen algunos que son más independientes de estas variaciones. Los sectores del turismo, financiero, industrial, algunos bienes de consumo, son sectores con alta sensibilidad ante estos cambios, sin embargo, el sector de productos de primera necesidad así como servicios públicos se ven menos afectados.

Saber manejar las emociones ante estos cursos inevitables nos permitirá hacer valoraciones a largo plazo y aplicar metodologías cuyos resultados sean positivos.

¿Cómo saber la fase del ciclo en que nos encontramos?

Una de las principales formas de medición es apreciando los datos del PIB. Fundamentalmente, si el PIB sube, estaríamos en una situación expansiva y de creación de riqueza. Si el PIB baja, estamos en una situación de recesión y pérdida de riqueza.  Técnicamente, una economía entra en recesión cuando su PIB resulta en negativo durante dos trimestres consecutivos.

Otra medida para conocer en qué situación estamos dentro de un ciclo económico es analizar el factor empleo. Dependiendo de la tasa de desempleo de una economía con respecto a su media histórica se puede estimar en la fase del ciclo en que nos encontramos. En recesión, encontrar trabajo resulta difícil y la tasa de desempleo es elevada, mientras que en épocas de expansión en lugar de existir pérdida de empleos se observa un crecimiento en la generación de estos.

La demanda suele incrementarse en épocas de expansión, especialmente por las políticas de flexibilización cuantitativa que aplican muchos países que dan acceso barato al crédito con tasas de interés bajas. En una recesión, con la inflación afectando el poder adquisitivo, se suelen subir las tasas de interés, encareciendo el préstamo, disminuyendo la inversión y la demanda, con el objetivo de disminuir la inflación.

 


 



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