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El fenómeno de la burbuja inmobiliaria de 2008
La crisis financiera de 2008 se considera un fenómeno deflacionario debido a la caída generalizada de los precios de los activos y la disminución en la demanda de bienes y servicios que se produjo como resultado de la crisis.
Durante la burbuja inmobiliaria previa a la crisis, los precios de las viviendas y otros activos relacionados con el mercado inmobiliario aumentaron significativamente y muchas personas se endeudaron para comprar casas y propiedades. Sin embargo, cuando la burbuja estalló en 2008 y los precios de los activos cayeron, muchas personas y empresas se encontraron con que sus activos no valían lo que habían pagado por ellos, lo que provocó un colapso en el mercado crediticio.
Como resultado, muchos bancos y otras instituciones financieras se encontraron con grandes cantidades de activos tóxicos que no podían vender, lo que redujo la oferta de crédito y el dinero en circulación. La disminución en la oferta de dinero y crédito, así como la caída en la demanda de bienes y servicios, provocó una disminución generalizada en los precios de los bienes y servicios.
Esta disminución generalizada en los precios es lo que se conoce como deflación. En resumen, la crisis financiera de 2008 se considera un fenómeno deflacionario porque resultó en una caída generalizada en los precios de los activos y los bienes y servicios, debido a la reducción en la oferta de dinero y crédito.
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